Aunque no hay oferta desarrollada en Argentina en este sentido, ya se están dando los primeros pasos para desarrollar las finanzas sustentables locales
Hace unos días, la Comisión Nacional de Valores publicó, por medio de la resolución general 896, tres Guías Sustentables que contienen una serie de buenas prácticas para las finanzas verdes y están dirigidas a promover el financiamiento sostenible en el mercado local mediante la estandarización de conceptos relacionados a la emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles.
A medida que crece la conciencia sobre la importancia de cuidar el medioambiente y de desarrollar una economía mundial en línea con esta necesidad, las finanzas sostenibles van tomando impulso en el mundo. De hecho, una encuesta de Morgan Stanley reveló que el 86% de los jóvenes están interesados en las inversiones sostenibles como una forma de generar retorno financiero y de impactar, de forma positiva, en la sociedad y el medioambiente.
Asegura que, antes de ese momento, el conocimiento sobre este tema en el mercado financiero argentino era bastante acotado, según las encuestas realizadas por Vida Silvestre y BID Invest a bancos en 2014 y en 2017, aunque ya en aquellos años las entidades financieras manifestaban su interés en trabajar más estas temáticas, que ya tenían cierto nivel de desarrollo en otros países de Latinoamérica.
Experiencia mundial y local en buenas prácticas
El consultor, quien dirige también el Programa en Bonos Verdes y Finanzas Sostenibles de la UCEMA, cuenta que las primeras guías de Bonos Verdes se lanzaron en países como China, Brasil y Nigeria y que “su finalidad es proveer lineamientos fundamentales para diseminar la existencia y los beneficios de estos instrumentos, que tienen el objetivo específico de fondear actividades, proyectos y sectores que benefician el ambiente”.
A su vez, evalúa también como muy positivo el lanzamiento de los Criterios de Gobernanza Medioambiental (ESG, por sus siglas en inglés), dado que estos se completan con la reforma del Código de Gobierno Societario, y los lineamientos para los revisores externos, que puede ofrecer distintos servicios, tales como una segunda opinión, una verificación (un emisor puede obtener una verificación independiente frente a un conjunto de criterios designados), una certificación (un emisor puede certificar su bono o el uso de los fondos contra una etiqueta o un estándar ambiental, social o sustentable que sea reconocido) o una puntuación.
No descarta, por otro lado, que en el futuro se emitan nuevos lineamientos al respecto dado que “las normas macro-prudenciales están ganando lugar a nivel internacional”. Así, explica que al incorporar, además de guías para Bonos Sociales, Verdes y Sustentables, para productos de inversión colectiva, como fideicomisos financieros y fondos de diversos tipos o fideicomisos financieros solidarios, se contribuye a generar un amplio abanico de instrumentos.
“Ellos facilitan la posibilidad de que el mercado de capitales se constituya en una herramienta adecuada para canalizar fondos excedentes hacia proyectos de la economía real que contribuyan a mejorar el ambiente y a aspectos sociales, en particular en la post-pandemia”, sostiene Cortínez.
Aún falta oferta de estos instrumentos
Cabe mencionar que, si bien la oferta de finanzas sustentables no está muy desarrollada en el país, la Comisión Nacional de Valores (CNV) autorizó hace algún tiempo los primeros tres Fondos Comunes de Inversión (FCI) abiertos que funcionarán bajo el régimen especial destinado a fomentar la inversión en valores negociables con impacto ambiental, social y de gobernanza (ASG) impulsados por Bull Market, QM Asset Management y Southern Trust.
A ese paso, se sumó, a mediados de ese mismo año, el lanzamiento del Panel para estos bonos en Bolsas y Mercados Argentinos (ByMA) con sus respectivos reglamentos para e etiquetado como SVS de algunos instrumentos de modo que puedan acceder a ese panel especial.
Fuente: iProfesional