Eficiencia energética, la pata ausente de la transición

Un trabajo de la Fundación Bariloche planteó medidas y políticas de eficiencia energética en distintos escenarios y plazos centrados en la demanda residencial, el transporte y la industria.

En tiempos globales de transición y de transformación de matrices, la eficiencia energética se suma como uno de los recursos de más sencillo acceso, económico y sustentable para responder a la demanda creciente de energía. Es que la adecuación de medidas en el marco de un plan puede aportar a la reducción de importaciones de energía, de consumo en los hogares, de costos de operaciones de las empresas y de la utilización de combustible en el transporte.

En esa línea se presentó la propuesta para el Plan Nacional de Eficiencia Energética elaborado por investigadores de la Fundación Bariloche, en el marco del acuerdo de cooperación y financiación con la Unión Europea y la Secretaría de Energía.

Ese plan futuro deberá tener como objeto un conjunto de acciones y medidas de gestión que, a partir de la eficiencia energética, impacten en reducción de costos, incrementos de productividad, seguridad energética y reducción de gases contaminantes, y por lo tanto inherente al desarrollo económico del país. El concepto de promoción del uso eficiente de energía considera tanto la energía evitada en gestión, automatización, renovación, cambio tecnológico y reciclado, como también la incorporación y sustitución de fuentes tradicionales no renovables por fuentes renovables convencionales y no convencionales.

Daniel Bouille, director del departamento de Ambiente y Desarrollo de la Fundación Bariloche y coordinador del plan, explicó a +e que el estudio, que demandó tres años de trabajo, analizó el estado de situación del sector residencial, el industrial y el del transporte como mayores demandantes de la matriz local, y elaboró sus consecuentes recomendaciones en distintos escenarios de reducción de intensidad energética a mediano y largo plazo, es decir al 2030 y 2040.

El trabajo arribó a un conjunto de 10 medidas prioritarias -de un total de 190 recomendadas- que reúnen el 48% de la energía posible a ser evitada (es decir si se aplicara el conjunto de acciones analizadas) pero que implicarían para el sistema un beneficio económico de unos u$s 7500 millones en valor presente. Pero a la vez si se consideraran las diez medidas que más energía evitan, se consigue el 66% del ahorro total posible en el escenario de alta ambición, cuya implementación implicaría un costo total de unos u$s 3400 millones.

En el área de transporte, las recomendaciones contemplan medidas como promoción del carpooling, técnicas de conducción y dispositivos aerodinámicos para camiones; en el residencial medidas de uso racional, temperatura de calefacción y aislamiento, y recambio de heladeras, mientras que en el industrial, la utilización de motores y variadores de aluminio.

También se abordan las perspectivas de avanzar con mecanismos de financiamiento sostenible a tasas y costos razonables, que a pesar de los condicionamientos macroeconómicos se podría obtener a través de las líneas de créditos verdes que disponen de manera creciente los organismos multilaterales, fondos de inversión y agencias de terceros países desarrollados. Y finalmente, desarrolla el rol de la política de precios y tarifas energéticas, que puede ser parte de una esquema de incentivo que adoptaron muchos países mediante tarifas diferenciales. Es el caso del carbon tax que se exime a las industrias que demuestren que tienen implementado un sistema de gestión y eficiencia energética con la consecuente reducción del costo de energía.

En el tema precios, el trabajo dedica especial atención a los subsidios energéticos. Es conocido que la distorsión de los precios de la energía por los subsidios envía una señal equivocada a los consumidores, desalentando las acciones orientadas al Uso Racional y Eficiente, aún con costos de inversión bajos o nulos. Por el contrario “el resultado no ha sido satisfactorio, y otorgaron una señal al uso irracional y a la inequidad social”, sentenció el trabajo.

Elementos del plan de perfil institucional

Más allá de los aspectos energéticos, hay en la propuesta elementos de carácter institucional, informativos y de coordinación que contribuyen al futuro plan. El estudio desarrolló y presentó al Congreso un Proyecto de Ley de Eficiencia Energética a imagen de lo que ya existe en otros países de la región; así como plantea la necesidad de crear una Agencia Nacional de Eficiencia Energética que tenga capacidad de identificar oportunidades en diferentes sectores, de ofrecer capacitación como bien público y generar una oferta de gestores energéticos. Y se propone un consejo interjurisdiccional para el desarrollo de capacidades en el sector publico y privado.

Fuente: LM NEUQUEN

error:

Si no se encuentra registrado, por favor complete el siguiente formulario y le suministraremos datos de acceso.