Vaca Muerta, a la espera del acuerdo con el FMI

La Argentina necesita arreglar su deuda con el Fondo para desenvolver su desarrollo macroeconómico. Las dificultades asociadas también alcanzarían a las oportunidades de financiamiento que condicionarán a las inversiones en el shale.

A pesar de los anuncios realizados en el último tiempo, el desarrollo de Vaca Muerta, la segunda mayor reserva de gas no convencional del mundo y la cuarta de petróleo, depende en gran parte de las condiciones macroeconómicas de Argentina y, fundamentalmente, de la renegociación de la deuda que el gobierno nacional llegue a alcanzar con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En diálogo con +e, Gustavo Pérego, director comercial de la consultora Abeceb, destacó la importancia de acordar un programa económico con el FMI para atraer inversiones y comenzar a brindar “credibilidad y confianza” a los diversos actores del mercado. “Hay una cuestión de debilidad estructural de la economía argentina que es histórica. Además, se suma la necesidad de tener que anclar un plan, con una negociación con el Fondo, y es la mejor opción por lejos. Hay que encontrar ese ancla para demostrar que la nación cerró con el FMI y que va a empezar a aplicar políticas para bajar la inflación”, afirmó.

El nuevo endeudamiento con el FMI tuvo su origen en 2018, durante la administración del ex presidente Mauricio Macri, cuando el país contrajo un déficit de alrededor de u$s 50.000 millones hasta 2024 para la concreción de un programa económico stand by, el cual establece un período de reembolso que va desde los 3 a los 5 años. A fines de 2019, Argentina obtuvo la última transferencia por parte del organismo, donde acumuló desembolsos por más de 44 mil millones de dólares.

El gobierno nacional busca renegociar la enorme deuda externa adquirida por la gestión anterior, con el objetivo de alargar los vencimientos.

“No vemos al Fondo con la forma con la que venía antes, en esos términos tan estrictos para llevar adelante un plan económico consistente y minucioso. El Gobierno va a tener que ceder en algunos condicionantes para demostrar que está comprometido a poder darle sostenibilidad al proceso de recuperación y de renegociación de estos vencimientos, para poder extender un poco los plazos de pago”, señaló Pérego.

Por su parte, Daniel Marx, titular de la consultora Quantum y ex secretario de Finanzas, expresó: “Obviamente, el acuerdo implica un programa económico que puede tener distintas formas, y en ese sentido Argentina y el Fondo juzgarán si es un buen trato para cada una de las partes, pero no cualquier programa que se proponga da lo mismo”.

“Este año, después de todo lo vivido por la pandemia, hubo un alivio en comparación con el 2020. Argentina tiene un escenario complejo por la falta de crecimiento, arrastre de una inflación elevada y todas las consecuencias que esto genera en el nivel de vida, en la pobreza y en materia fiscal”, aseguró a +e el ex funcionario, quien pasó por varios procesos de reestructuraciones de deuda y acuerdos con el FMI bajo diversas administraciones, principalmente en la gestión de Raúl Alfonsín.

Respecto del impacto que tendrá la renegociación de la deuda con el Fondo en los proyectos para Vaca Muerta, Pérego consideró que las condiciones que pide el FMI “deben cumplirse para generar credibilidad en los actores del mercado” y despejar el horizonte de incertidumbre económica por el que actualmente atraviesa el país.

“Se piden algunos márgenes de estructura y de proyección para los próximos años, al menos para los próximos dos o tres años. Primero hay que tener eso antes de pensar en lo otro. Estoy hablando de los grandes proyectos de infraestructura asociados, como pueden ser los gasoductos, oleoductos o la propia decisión de muchos operadores de poder invertir a partir de saber que van a tener un precio del gas o un precio del barril más atado al mercado internacional”, manifestó el especialista.

Para Pérego, el gran problema de Argentina “es que no existe la posibilidad de tener estabilidad en términos de las proyecciones de inversión a más de dos años”.

El detalle de la deuda externa de la Argentina

Los montos totales a devolver por año al Fondo Monetario Internacional son casi u$s 4 mil millones en 2021, unos u$s 18 mil millones en 2022, otros u$s 19 mil millones en 2023 y aproximadamente u$s 5 mil millones en 2024, a los que se suman los intereses adquiridos y la “sobretasa” aplicada por el organismo presidido por Kristalina Georgieva. En lo que va del año, Argentina ya realizó un total de cinco pagos al organismo financiero, y aún debe enfrentar vencimientos en diciembre por casi u$s 1900 millones más.

Luego de mantener una reunión de trabajo con las autoridades del FMI en Italia, el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó que buscará alcanzar un acuerdo con el organismo antes de marzo de 2022 y detalló que las negociaciones aún siguen en pie. “Lo que más nos ayudaría es cerrar un acuerdo en el que podamos llevar adelante nuestra visión para tranquilizar la economía argentina”, explicó el funcionario.

“Lo peor que se haría para la Argentina es un mal acuerdo, que sería como el que hizo el gobierno anterior. Significaría abortar la recuperación económica y no abordaría ninguno de los problemas estructurales del país”, sostuvo el ministro de Economía argentino.

Canjes de deuda por clima: ¿una idea factible?

En la COP26, el presidente Alberto Fernández propuso crear un sistema de “canje de deuda por acción climática” para conseguir la descarbonización de la economía mundial y acelerar, a su vez, las negociaciones del país para lograr un nuevo acuerdo con el FMI. Solicitó aplicar los Derechos Especiales de Giro (DEG) a “un gran pacto de solidaridad ambiental”.

Los DEG son los activos de reserva internacional creado en 1969 por el FMI para complementar las reservas oficiales de los países miembros, que funciona como la unidad de cuenta del organismo internacional.

Frente a la propuesta de Fernández, Gustavo Pérego de Abeceb opinó que la idea de un esquema de canje de deuda “podría estar pensando para estructuras de deudas menores, o países subdesarrollados con cierto grado de Índice de Desarrollo Humano (IDH) muy bajo, y eso no es Argentina”.

A su vez, Daniel Marx, de Quantum, dijo: “Es una cuestión que cada tanto se discute. No es fácil de implementar y además va a tener un impacto limitado en la dinámica de la deuda, pero quizás ayude a conseguir adaptarse más a metas de saneamiento ambiental”.

Fuente: LM NEUQUEN

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