El Oleoducto Trasandino fue inaugurado en 1994 y estuvo operativo hasta 2006. Se extiende por 425 kilómetros atravesando la cordillera de Los Andes desde Puesto Hernández (Neuquén) hasta Concepción (Chile). Con un diámetro de 16 pulgadas y una capacidad para transportar hasta 100 mil b/d, estuvo y está pensado para abastecer de petróleo en Chile, y también para la exportación de crudo a países del Pacífico. Su rehabilitación en este momento se respalda en las producciones de petróleo convencional y no convencional (Vaca Muerta) en la Cuenca Neuquina. La sociedad operadora OTASA una empresa en la que participan ENAP (con 36,25%), YPF (con 36%) y la estadounidense Chevron (con 27,75%).
La Empresa Nacional de Petróleo (Enap) proyecta que Vaca Muerta abastezca hasta un tercio del crudo que demandan a diario sus refinerías en Chile. Chile abastece su demanda de crudo centralmente con importaciones. El país vecino importó 8,581,493 toneladas de crudo en 2021, según datos del Banco Central de Chile. Equivale a unos 164.341 barriles diarios importados (59.984.636 barriles en total), que con un Brent en la banda de los 80 dólares representa un gasto de unos 400 millones de dólares por mes. En contraste, su producción local de crudo fue de 102.874 metros cúbicos (apenas 1772 barriles diarios) en 2021 según la Superintendencia de Electricidad y Combustibles de Chile.
Según manifestaron las partes, este acuerdo traería mutuos beneficios: las refinerías de Chile lograrán reducir sus costos entre un 20 y 30%; y para la Argentina la exportación de crudo de Vaca Muerta para las refinerías de Enap en Chile podría generar exportaciones por unos US$ 1.500 millones anuales.
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