De la misma, se desprende que las facturas de electricidad bajarán:
En la práctica, esto significa que habrá una reducción en el valor del precio de la energía. En consecuencia, la factura tendrá una reducción a partir de los consumos del 1 de noviembre, para quienes no cuentan con subsidios, esto es, los que venían pagando el precio pleno de la energía, por eso ante una baja en el precio de la generación, se traslada a la factura final. Lo sentirán los llamados Grandes Usuarios (T2 y T6) y los residenciales N1, que son las familias que quedaron por fuera del registro de subsidios (RASE), ya sea por contar con altos ingresos, o por haber decidido no inscribirse.
CAMMESA hace la programación para el próximo cuatrimestre y dado que no proyecta una devaluación del tipo de cambio y hay una baja en el costo de generación, esto da como resultado una caída en el precio medio para los usuarios sin subsidio.
La caída en el costo de generación se debe a un fuerte incremento en la producción de energía hidráulica. Eso ya está pasando porque hay más agua en toda la cuenca del Comahue y se está generando mucho más respecto a años anteriores. Es para destacar, que esta generación de energía es más barata y, por ende, permite ahorrar en la importación de combustibles, al tiempo que puede agregar algún aporte del gasoducto desde Vaca Muerta, aunque de carácter más marginal para esta etapa del año.
En septiembre, la generación hidráulica aumento un 84% interanual y representó el 27% de toda la generación, valor máximo de los últimos 10 años (el año pasado explicaba menos del 20%). Es de esperarse que se mantenga esta situación, porque hay mucha agua en los embalses y lo que hace es impactar directo en los costos. En septiembre el costo monómico, que es el costo medio eléctrico, estuvo en 66 dólares por mega watt/hora, cuando el año pasado era 87 dólares.
Pese a que los usuarios que tengan una baja en la factura de luz, se espera que la medida implique una baja en los subsidios económicos, lo cual impacta en las cuentas fiscales.
Como para el resto de los usuarios se mantiene el mismo precio (aquellos que están subsidiados), pero al mejorar la cobertura del costo, esto significa que caen subsidios. Es que a los usuarios de medios y bajos ingresos (los N3 y N2) seguirán pagando lo mismo. Estas familias pagan menos del 20% de lo que cuesta la producción de la energía, y el resto lo subsidia el Estado.
Hasta septiembre, último dato disponible, los subsidios energéticos bajaron 18,7% interanual en términos reales (descontada la inflación) si se lo compara con el mismo período del año anterior. En parte debido a la implementación de la segmentación tarifaria, el Estado dejó de destinar casi $1 billón en subsidios (fueron $892.825 millones).
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